Samos

Samos, en la comarca de Sarria. Lugo

El Monasterio de San Julián y Santa Basilisa, más conocido como el Monasterio de Samos, una impresionante abadía benedictina (es considerado como el más antiguo habitado actualmente en España), asentada en un valle encajonado entre montañas junto al río Sarria, llamado también río Oribio. Es paso obligado del Camino de Santiago y que en su interior acoge un albergue de peregrinos.

Tiene origen visigodo en el siglo VII, fue fundado por San Martín Dumiense y renovado por San Fructuoso. Se llamó durante siglos Monasterio de Sámanos, un nombre de ascendencia visigótica, que, con el paso del tiempo, se reduciría a Samos.

El rey Fruela asignó un coto en estas tierras a mozárabes que venían huyendo de Al-Andalus y se instalaron en el monasterio. Tras la muerte del rey, sus hijos, el futuro Alfonso II del Casto y su hermana Jimena pasarían su infancia protegidos tras sus muros de las muchas intrigas de la aristocracia del Reino Astur.

La primera referencia documental de este antiguo monasterio benedictino, es una donación hecha por Ordoño II el 1 de agosto de 922, quien encargará al abad Senderico su restauración. En el siglo XII se acoge a la observancia de la regla de San Benito según las normas de Cluny, con lo que la abadía adquiere aún más importancia y fija su vinculación a la ruta jacobea.

Localizado en la ribera del río Sarria, constituye el foco de atracción de uno de los trazados del Camino Francés entre Triacastela con Sarria, siendo el único monasterio del Camino, en tierras gallegas, con botica al servicio de su hospedería, lo que favorecería esta alternativa.

En el siglo XII está documentada la presencia de monjes encargados de atender al peregrino y la voluntad de particulares de que sus bienes sirvieran para su cuidado.

También está documentado que en el siglo XVIII los peregrinos podían comer en el refectorio del monasterio la misma ración que se asignaba a los monjes durante tres días, y si estos peregrinos eran sacerdotes o personajes de cierta categoría, también se les daba cama, mientras que el resto de romeros podrían alojarse en la casa de la que el monasterio disponía en el pueblo de Samos.

La primera devoción del monasterio fue la de San Julián y Santa Basilisa, esposos que observaron castidad durante toda su vida y que convirtieron su hogar en un hospital. Con la construcción de la nueva iglesia los retablos fueron renovados, introduciendo un repertorio iconográfico asociado al culto del santoral de la fundación benedictina y a los santos intercesores y sanadores, evidenciando su carácter hospitalario y asistencial del peregrinaje.

En el 1505 se une a la Congregación de San Benito el Real de Valladolid, renovando la vieja fábrica en un nuevo solar, lo que resultaba poco habitual. De todo el conjunto medieval, formado hasta el siglo XVI por la Capilla del Ciprés, la iglesia de tres naves y un claustro, permanece la capilla y la puerta lateral de la iglesia que comunicaba con el primitivo claustro reglar, actualmente tapiada.

En el último tercio del siglo XVII se inició un nuevo plan de renovación con la ampliación del espacio monástico Camino Francés hacia el nordeste, donde se construyeron la nueva iglesia y un claustro anexo, cuyo cierre por el lado oeste exigió el derribo del templo medieval. La propuesta de renovación era ambiciosa y compleja, pues estaba condicionada por el canal del río Sarria, que impedía levantar el nuevo claustro en una disposición ortogonal con respeto al ya existente y obligó a la nueva iglesia a modificar ligeramente su orientación.

El siglo XIX trajo la agitación y el desasosiego, el Monasterio se convirtió en hospital de guerra durante la invasión francesa, atendiendo simultáneamente a más de 800 heridos. La Desamortización de Mendizábal provocó que los monjes abandonaran su milenaria morada. Éstos retornaron el 5 de mayo de 1880, restaurando los muros del edificio y renovando la vida monástica.

Posteriormente, un incendio que surge por la explosión de un depósito de alcohol en la licorería del monasterio en 1951 afecta a la práctica totalidad de la abadía, particularmente los claustros, lo que implicó una profunda restauración que fue inaugurada en septiembre del 1960.

Monasterio De San Xulián De Samos

El conjunto llama la atención por sus grandes proporciones y por sus edificios, levantados con mampostería de pizarra.

Residieron entre los muros de Samos nombres tan importantes de la Ilustración como el padre Sarmiento y, sobre todo, el padre Benito Jerónimo Feijóo, conocido como el padre Feijoo. Fue uno de los grandes intelectuales españoles y el monje que llevó a España a la Ilustración. Otras figuras como Doña Urraca o Alfonso el Batallador….

Muestra una mezcla de estilos, producto de progresivas ampliaciones y reformas a lo largo de los siglos. Por eso, entre sus muros,  se encuentran expresiones artísticas románicas, góticas, renacentistas y barrocas. Todo el complejo monástico gira entorno a dos claustros, el claustro del Padre Feijóo y el claustro de las Nereidas.

Destaca el nuevo museo monástico denominado “Samanos”, antiguo nombre con el que se conocía el pueblo de Samos, y la recuperación de la botica en la que hay quince siglos de trayectoria de plantas medicinales y medicinas.

El museo consta de siete estancias junto al claustro del Padre Feijoo. Está dedicado al origen del monasterio, a la obra de Dios, la evolución del monasterio y la vida en el claustro de los monjes. Muestra obras que van desde los siglos III y IV antes de Cristo hasta nuestros días. Se pueden ver esculturas, orfebrería, libros, pergaminos, tejidos, piezas de Francisco de Moure, recetas de alquimia y manuscritos del Padre Feijoo, entre otras.

Fachada de la Iglesia

Debido a su horizontalidad, lo que más llama la atención de esta fachada es que da la impresión de estar incompleta, al no tener torres ni coronamiento el ático central. Es una fachada de dos cuerpos, de estilo barroco, del siglo XVIII. En el cuerpo inferior de la fachada se encuentra la puerta de entrada centrada entre cuatro columnas dóricas sobre sus pedestales. Sobre la puerta está la figura de San Benedicto, obra del escultor Ferreiro, en una hornacina de estilo barroco. También cabe resaltar las impresionantes pilastras laterales del primer cuerpo, dos a cada lado; entre las pilastras, destacar la ventana rectangular de tambanillo curvo con un enmarcado ojo de buey en su parte superior. En la calle principal del segundo cuerpo, situado en el centro, encontramos un rosetón flanqueado por dos columnas y, simétricamente ubicadas, dos hornacinas con las imágenes de San Julián y Santa Basilisa. En las calles laterales del segundo cuerpo destacan la balaustrada sobre la cornisa y el campanario de estructura cuadrada y arco de medio punto.

Se accede a la puerta por una escalera del siglo XVIII inspirada en la del Obradoiro, de Santiago de Compostela.

Claustro del Padre Feijóo

Este claustro se comenzó a construir a finales del siglo XVII y se finalizó en el siglo XVIII.  Es de estilo clasicista y se encuentra entre los más grandes de España; sus dimensiones son de 54 metros y medio de ancho. Está formado por tres pisos, el inferior muestra las galerías abiertas al patio con arcos de medio punto donde se apoyan las pilastras dóricas. En el segundo piso se observan ventanas sencillas. En el último piso apreciamos su balaustrada y grupos de arcos carpaneles sostenidos por columnas de tipo jónico.

En el centro del Claustro destaca la escultura realizada al Padre Benito Jerónimo Feijóo por el escultor Francisco Asorey. El material de la escultura es de tres clases de granito de distintos colores y, como anécdota señalar que en los días de lluvia, el color del atuendo del Padre Feijóo resalta especialmente.

Claustro de las Nereidas

También se le conoce como claustro Pequeño. Es un claustro más antiguo que el del Padre Feijóo, data del siglo XVI. Fue realizado por el arquitecto monfortino Pedro Rodríguez y es de estilo gótico tardío. Fue construido sobre las ruinas de un claustro anterior, de estilo románico, que resultó destruido por un incendio.

La puerta que está situada en el ángulo noreste es la única zona del anterior claustro que resistió al fuego. Las bóvedas son de crucería estrellada con claves decoradas con diversos motivos. El piso tercero se construyó en el siglo XVIII. Los tramos desiguales de la segunda planta están iluminados por montantes ovalados por encima de las ventanas y, por encima está la cornisa de la que sale la tercera planta, en la que se aprecian ventanales con arco carpanel.

En el centro, destaca la barroca fuente central, llamada de las Nereidas. Es obra del Padre Juan Vázquez. La copa es sostenida por cuatro esculturas que representan a este ser mitológico.

Cuenta la leyenda que un día, un piadoso abad del monasterio pensando en la tranquilidad anímica y espiritual de sus monjes mandó que desmontaran la fuente que adornaba el claustro de las Nereidas, pues consideró que la visión de estos seres mitológicos podía perturbarla. Entonces los monjes comenzaron a desmontarla con intención de trasladarla pieza a pieza, pero pronto se dieron cuenta que las piedras cada vez pesaban más y llego un momento que no las podían mover ni con grúa. Desistiendo de su intento se decidió, con gran tino, que la preciosa fuente permaneciese donde siempre había estado

Portada románica

Situada en el claustro de las Nereidas se encuentra esta portada, que es de lo poco que queda de las edificaciones románicas. Es del siglo XII, armónica y sencilla, era una entrada a la iglesia. Dispone de dos arcos de medio punto concéntrico, sujeto por dos pares de columnas acodilladas que encontramos enmarcando la puerta y el tímpano. El tímpano semicircular está adornado con una cruz procesional de bajo relieve.

Escalera neogótica

Escalera labrada en piedra, se llevó a cabo con el fin de sustituir a la antigua que, después del incendio de 1951, quedó muy deteriorada. Fue diseñada por D. Juan Monleón, monje de la comunidad. A los pies de la escalera se encuentra un busto del Padre Rosendo Salvado, obra de Francisco Asorey.

Biblioteca

La biblioteca resulta de gran interés por la cantidad y calidad de las obras que posee. Durante la desamortización de Mendizábal en 1835 algunas de sus obras fueron trasladadas a Lugo. El incendio de 1951 supuso un gran perjuicio para la biblioteca, pero a pesar de todo, dispone de un archivo amplio y de un alto valor cultural. Al tratarse de un lugar de silencio y estudio no es posible visitarla.

Sino y Sacristía

El Sino recibe este nombre de la señal que da el abada este lugar para entrar comunitariamente en la iglesia. Destaca su bóveda del siglo XVI, su fuente barroca policromada, los frescos del pintor catalán Joan Parés y los muebles neoclásicos.

La sacristía data del siglo XVIII, es clasicista, de planta octogonal y coronada por una cúpula. Muebles neoclásicos y mesa barroca policromada.

Iglesia monacal

Iglesia de mediados del siglo XVIII; barroca, aunque con una notable sobriedad clásica. Hay que resaltar su grandeza y luminosidad. Consta de tres naves; la nave central, que es la de mayor altura y anchura, junto con el crucero, da lugar a una planta en forma de cruz latina. El alzado de la nave principal se sustenta por pilastras dóricas. En la unión de los dos brazos se levanta la cúpula galonada con casetones sobre un tambor, todo ello sustentado por cuatro arcos de medio punto. Se abren unas tribunas con arco de medio punto y barandilla de hierro forjado. El retablo y sus esculturas son maravillosas obras de arte. Cabe resaltar las esculturas de Francisco de Moure: la Inmaculada, San Juan Bautista y la Virgen Dolorosa. De José Ferreiro hay que destacar el retablo mayor con la escultura de San Julián. No podemos olvidar el grandioso órgano de tres fachadas que ofrece un majestuoso sonido.

Pinturas murales

En el primer piso del claustro del Padre Feijóo se pueden apreciar pinturas murales de los pintores Celia Rodríguez Cortés, Joan Parés, José Luis Rodríguez y Enrique Navarro. Emplean técnicas y estilos diferentes.

Además de las pinturas murales, en el monasterio hay otras obras de muchos otros artistas. Destaca la Inmaculada Concepción, que supuestamente fue obra del pintor asturiano Juan Carreño de Miranda, o de su entorno. En esta pintura se pueden apreciar todas las características del pintor. Lo que nos queda hoy en día del paño es lo que se pudo salvar del fuego de 1951.

Ruta circular en torno al Monasterio

En torno al Monasterio de Samos hay ruta circular de paseo con paneles interpretativos que permite contemplar y visitar los puntos más significativos de su entorno inmediato. El recorrido empieza en la parte posterior del monasterio, en la zona llamada O Convento.

La primera parada es a los cien metros, donde se encuentra un viejo acueducto de piedra de pizarra que abastecía de agua a la comunidad benedictina. El agua procedía de un manantial situado en el lugar de A Cervina y era conducida mediante una tubería de barro cocido, de la que aún pueden verse restos.

Unos cincuenta metros más adelante, la ruta llega a la Horta da Botica, una antigua huerta situada junto a la capilla del Ciprés. Su nombre se debe a que en ella cultivaron los monjes durante siglos numerosas plantas medicinales, cuando los productos farmacéuticos tenían que ser elaborados de forma artesanal. Lo que hoy se puede observar es una pequeña muestra de lo que fue en su día la gran huerta: menta, ruda, albahaca, áloe, lavanda, orégano, tomillo, hierbaluisa…

Pocos metros más adelante, el camino da un giro a la derecha, cruza el río Sarria por el puente de O Fontao -de fábrica medieval- y conduce seguidamente a la terraza de la casa consistorial de Samos. Allí se halla un panel informativo sobre el monasterio y se puede disfrutar de unas buenas vistas del gran edificio monástico.

El camino sigue después bordeando el monasterio y llega a la altura de O Pombal, una peculiar edificación en forma de torre, del siglo XVI, que albergó en tiempos la cocina del cenobio. Se construyó apartada del edificio principal para reducir el riesgo de incendios. Durante el largo período de abandono que padeció el monasterio tras la exclaustración del siglo XIX, la vieja cocina fue transformada en palomar, de donde viene su actual denominación.

Capilla prerrománica. Después de dar un nuevo giro a la derecha, el camino para ante la fachada principal de la iglesia. Hay que andar otros cien metros hasta encontrar una señalización, a la derecha, que indica la dirección de la capilla del Ciprés. Ubicada en el antiguo campo de la feria, es una sencilla construcción prerrománica de entre finales del siglo IX y comienzo del X, con claras influencias mozárabes. De reducido tamaño y aspecto rústico, está hecha íntegramente de lajas de pizarra. Tiene una nave rectangular de dos cuerpos, una cubierta a dos aguas y una sola puerta con arco de herradura, en el lateral sur. En su interior destaca un arco triunfal elíptico con tendencia a forma de herradura y un ventanal ajimezado -dividido por una pequeña columna- en el testero de la cabecera. Es el edificio más antiguo de la villa y fue declarado monumento nacional en 1944. A su lado se levanta el gran ciprés al que le debe el nombre.

A continuación, el camino cruza el río Sarria, se desvía a la derecha y sigue por el paseo del Malecón hasta el centro de la villa. Ya sólo hay que cruzar la carretera de Samos a O Cebreiro para llegar al punto de inicio de la ruta, que es también el de su final.

La Fachada barroca de la iglesia sorprende por su terminación en recto careciendo de torres con una imagen central de San Benito, las de San Julián y Santa Basilisa en el plano superior y una gran escalinata de piedra del siglo XVIII.

Capilla Del Salvador O Del Ciprés

Se encuentra a unos cien metros del monasterio y es el resto más antiguo que conserva éste. Posiblemente se había tratado de una celda monástica. Su construcción en losas de pizarra data del fin del siglo IX a principios del siglo X, de ahí que responde al estilo mozárabe. Consta de dos cuerpos de planta ligeramente trapezoidal, nave y cabecera. Un rasgo característico es que la puerta ubicada en el lateral sur, su curvatura tiende a la forma de herradura. En la fachada principal, mirando al río Oribio, se aprecia una ventana de doble arco a la que le falta el parteluz. En el interior resalta el arco triunfal elíptico que, en las formas, tiende a la de herradura y también hay que destacar las pinturas al fresco de influencia astur.

Casi adosado a la Capilla se encuentra un gran ciprés milenario de 25 metros de altura y de unos 3,25 metros de perímetro. Está considerado entre los 50 árboles más notables de España. El parche negro es causa de una herida ocasionada por un relámpago. Circula una leyenda que dice que la herida fue ocasionada en 1.926 al prenderle fuego a un panal de abejas que, por causas obvias, se quería eliminar del árbol. El parche cumple la doble función de protección y de ayuda a la regeneración natural del árbol.